
¿Necesitas ácido fumárico en tus preparaciones? Si te estás preguntando esto, es porque te hace falta un artículo como este que te hemos preparado en Vadefood. No te preocupes, que resolvemos todas tus dudas para saber si lo tendrás que usar o no.
El ácido fumárico es un acidulante potente, con buen rendimiento técnico, ideal para quien busca un ingrediente funcional que vaya más allá de lo básico.
Estamos hablando de un compuesto orgánico de origen natural que pertenece a la familia de los ácidos dicarboxílicos. Su nombre técnico es ácido trans-butenodioico, aunque en el sector alimentario lo encontrarás más a menudo bajo la denominación E297.
Se presenta como un polvo cristalino blanco, sin olor, y es soluble en agua y alcohol. Aunque se encuentra de forma natural en la uva o en los boletus, lo habitual es que se obtenga artificialmente, a partir de la transformación del ácido maleico.
Algo que quizás no sabías es que está presente en el metabolismo celular de muchos seres vivos (incluido el humano).
El ácido fumárico aporta una acidez intensa, duradera y estable. Eso lo hace sobre todo útil en la industria alimentaria, donde se valora por su bajo coste, su pureza y su eficacia frente a otros acidulantes más comunes como el ácido cítrico o el tartárico.
El ácido fumárico es muy útil como aditivo. Estas son las utilidades más importantes que suele tener:
Es su función principal. Aporta una acidez intensa, nítida y duradera, también en dosis bajas.
De hecho, el fumárico tiene una capacidad acidificante superior a la de otros ácidos comunes, lo que le ayuda a ajustar el pH con poco esfuerzo.
Su acción antimicrobiana y antioxidante hace que sea muy bueno en la conservación de productos. Puede ayudar a evitar la fermentación y la proliferación de hongos o bacterias.
Una vez ajustado el pH del producto, el ácido fumárico ayuda a mantenerlo estable durante el tiempo de almacenamiento. Esto es indispensable en elaboraciones que requieren un control riguroso del pH para conservar el sabor, el color o la textura.
En combinación con otros ingredientes, contribuye a obtener masas más firmes, espumas más estables o geles más resistentes. Mejora la estructura del alimento y permite optimizar el rendimiento de otros agentes.
En algunos procesos, como la elaboración de lácteos o bebidas fermentadas, se usa como coadyuvante para provocar la coagulación de proteínas o para facilitar la clarificación del producto.
Tiene capacidad para frenar procesos como la fermentación maloláctica en bebidas alcohólicas, lo que es útil cuando se busca mantener el perfil original del producto o evitar cambios tras el embotellado.
También puede potenciar notas afrutadas o cítricas en determinados alimentos, actuando, casi sin querer, como potenciador del sabor.
Por si no ha quedado claro, el ácido fumárico se usa sobre todo en productos donde se busca una acidez marcada, estabilidad en el tiempo y resistencia a la humedad.
Es muy común en:
Tortillas y panes planos: En mezclas secas de tortillas y panes tipo pita, el ácido fumárico ayuda a alargar la vida útil y facilita la producción industrial. No absorbe humedad, y así evita que el producto se estropee durante el almacenamiento.
Panadería y bollería industrial: Mejora la porosidad y la textura en panecillos, muffins o masas madre. También ayuda a mecanizar mejor la masa y a conseguir una acidez controlada desde el primer paso.
Zumos y bebidas de frutas: Aporta acidez con menos cantidad de producto, lo que reduce costes y ayuda a mantener el pH estable. Esto evita que se degrade el color y mejora la conservación del sabor.
Vinos: Se usa para ajustar la acidez sin alterar el perfil del vino, sobre todo en blancos, rosados y espumosos. Además, evita fermentaciones poco deseables, como comentábamos.
Caramelos y confitería: Al no absorber humedad, prolonga la vida útil y evita que los caramelos se apelmacen o pierdan consistencia. También ayuda a mantener el sabor durante más tiempo.
Gelatinas y postres: Reduce costes de acidulación, refuerza la estructura del gel y mantiene los sabores más estables, sin apelmazarse. Ideal en formulaciones en polvo listas para preparar.
Rellenos de tartas: Mejora la suavidad, ayuda a controlar la gelificación y permite trabajar con tiempos más amplios de cocción sin perder calidad.
Productos con clara de huevo: Promueve espumas más voluminosas y estables, tanto en elaboraciones dulces como en algunas formulaciones industriales más técnicas.
Alimentos para animales jóvenes: Se usa en piensos para lechones tras el destete, ya que mejora el pH intestinal y ayuda a evitar bacterias dañinas. También favorece el crecimiento y la digestión.
Si trabajas con cualquiera de estos productos y buscas un acidulante que te sea útil en muchos contextos, que te dure y que dé buenos resultados… entonces te interesa ver nuestra ficha del ácido fumárico alimentario de Vadequímica, donde te contamos mucho más sobre este producto y donde puedes comprarlo. Si quieres saber más, ya sabes, o nos puedes preguntar si tienes dudas antes de dar el paso.