
El sulfato de sodio es un producto muy usado en varios sectores de la industria. ¿Quieres ver si tú también puedes aprovechar sus propiedades? No te preocupes, que para eso hemos creado este artículo donde recopilamos lo más importante sobre él.
El sulfato de sodio, con la fórmula Na₂SO₄, es un compuesto incoloro, cristalino y de alta solubilidad en agua. Se extrae principalmente de minerales como la tenardita y la mirabilita (también conocida como "sal de Glauber"). Gracias a su capacidad para absorber y liberar agua, es muy popular su uso en muchos procesos industriales.
Este químico se utiliza en diversos sectores. Es muy apreciado en la fabricación de detergentes, en la industria textil, en la producción de papel y vidrio, y forma parte del proceso para obtener carbonato de sodio. Si eres fabricante o profesional en el sector químico, verás que el sulfato de sodio puede convertirse en un componente esencial para tus procesos.
Aunque es muy útil, el sulfato de sodio entraña ciertos riesgos que debes tener en cuenta.
Para empezar, el contacto directo con el producto puede irritar la piel, los ojos y las vías respiratorias, pudiendo incluso causar quemaduras en algunos casos.
Además, se debe evitar que entre en contacto con ácidos o bases fuertes, ya que puede desencadenar reacciones poco deseables por cualquier fabricante.
Para manejarlo de manera segura, te recomendamos usar siempre el equipo de protección adecuado, como guantes, gafas de seguridad y mascarilla, y trabajar en áreas bien ventiladas. Además, hay que almacenarlo en lugares secos para evitar que absorba humedad.
En Vadequímica disponemos de dos formatos de sulfato de sodio, cada uno pensado para necesidades específicas:
Granular: Se recomienda este formato cuando buscas una dosificación más controlada, ya que el tamaño de sus partículas hace más fácil su manejo y reduce la posibilidad de dispersión.
Polvo: Es ideal para procesos que requieren de una disolución rápida, pero es necesario que se lleve a cabo una manipulación con especial cuidado para evitar inhalaciones accidentales.
Si tienes cualquier duda sobre cuál escoger, puedes contactarnos y te ayudaremos.
Por ahora, sigamos viendo qué aplicaciones tendría el sulfato sódico en la industria.
El sulfato de sodio es uno de esos productos que, por su bajo coste y su versatilidad, sigue teniendo un papel clave en muchas industrias. Aunque a veces pasa desapercibido, se utiliza en procesos que están mucho más presentes en tu día a día de lo que imaginas.
Si fabricas productos químicos, alimentos, detergentes o trabajas con vidrio, papel o textiles, es muy probable que este compuesto tenga algo que aportarte.
Uno de los usos más conocidos del sulfato sódico, sobre todo en formato polvo, es como agente de relleno en detergentes en polvo.
Ayuda a dar cuerpo al producto, mejora su manejo y facilita la dispersión del resto de ingredientes activos. Esto lo convierte en un componente básico para fabricantes de detergentes domésticos e industriales, igualmente también para productos para lavavajillas en polvo.
Y si te interesa formular detergentes más sofisticados, también puedes echar un vistazo al lauril éter sulfato de sodio (SLES), un tensioactivo muy usado en productos de limpieza y cosmética.
En la industria del vidrio, el sulfato sódico actúa como agente clarificante.
Se añade durante el proceso de fundición para eliminar las pequeñas burbujas de aire que pueden quedar atrapadas, y así mejora la calidad óptica del producto final.
También ayuda a reducir la formación de escoria y hace más fácil el trabajo con el vidrio fundido.
Si trabajas con procesos de fabricación de papel, sobre todo mediante el método Kraft, sabrás que el sulfato sódico se usa como fuente de azufre.
En este proceso, el "licor negro" generado durante la cocción de la madera se trata térmicamente, y el sulfato sódico se transforma en sulfuro sódico, necesario para continuar el ciclo de producción de celulosa.
En el sector textil, el sulfato sódico tiene una función muy específica pero fundamental: mejora la penetración de los tintes en las fibras.
Lo hace aumentando la fuerza iónica de la solución y reduciendo las cargas eléctricas negativas de los tejidos. A diferencia del cloruro sódico, no daña los recipientes de acero inoxidable, lo que hace sea una opción más segura para tu maquinaria.
Aunque no es su aplicación principal, el sulfato de sodio también tiene presencia en la industria alimentaria como aditivo autorizado (E514). Se emplea como regulador de la acidez y como soporte para colorantes.
En algunos entornos farmacéuticos, el sulfato sódico se ha utilizado como catártico, es decir, para acelerar el tránsito intestinal, sobre todo en casos de intoxicaciones, junto con carbón activado. Aunque esta aplicación no es tan común hoy en día, sigue teniendo relevancia en ciertas formulaciones.
Si trabajas en sectores donde se manejan sistemas de energía solar térmica o soluciones para mejorar la eficiencia energética, puede interesarte saber que el sulfato sódico tiene gran capacidad para almacenar calor durante su cambio de fase (de sólido a líquido).
De hecho, se ha usado en sistemas de calefacción solar de baja temperatura y en la fabricación de baldosas térmicas. Incluso se puede modificar su punto de fusión mezclándolo con cloruro sódico, para ampliar su rango de uso en proyectos de ingeniería térmica.
¿Qué te parece todo lo que puedes hacer con un mismo producto? Esperamos que disfrutes de nuestro sulfato de sodio, que tenemos tanto en polvo como en granular. ¡Y recuerda que puedes contactarnos si sigues teniendo dudas sobre cuál es mejor para ti!